Por: Víctor Corcoba Herrero/ Escritor
corcoba@telefonica.net
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Hay que tomar
otras vías de diálogo más auténtico, tener otras actitudes más consensuadas,
buscar otros liderazgos que nos saquen de este laberinto; puesto que hasta
ahora, los mismos que corren hasta su misma velocidad los confunde.
Consecuentemente, el que quiera ser líder ha de ser puente entre los gobiernos,
activando la conciencia moral y el espíritu democrático de la Constitución
vigente, a la que por otra parte, las diversas Jefaturas han prometido o jurado,
guardar y hacer guardar esta norma fundamental del Estado. Realmente, cuando
pensábamos que lo teníamos todo atado "y bien atado", resulta que se
produce un ataque al espíritu constitucional, fundamentado en la indisoluble
unidad de la nación española, y se hace desde los propios resortes
democráticos. Ahí está la fractura entre España y Cataluña. La no sintonía de
unos y de otros. Antaño discutíamos sobre la financiación y las competencias de
las Comunidades Autónomas. Hoy lo hacemos sobre el independentismo catalán o
secesionismo, por cierto corriente político-social derivada del nacionalismo,
al que se le ha mimado desde las dos grandes opciones políticas: la del partido
popular y el partido socialista.