Escritor dominicano residente en Filadelfia,
PA
Autor de: “El Bodeguero y el Proceso
Inmigratorio en América”
Si nos guiáramos por las vicisitudes derivadas de las
concepciones humanas fundamentales, la verdadera realidad del hombre es la
violencia. Y ésta violencia es producida por el temor y/o el miedo en todas sus
manifestaciones. Por tanto, el aprovechamiento, la conculcación, la pobreza
inducida y todo lo que sigue es una derivación. La realidad evidente de los acontecimientos
humanos en el curso de la historia ha surgido como respuesta al miedo ancestral
por lo desconocido. Partiendo desde ahí se ha fabricado un mundo interior cuyos
fundamentos es la religión y el dogma que la sostiene. El venerar a un dios o
dioses que nunca se han visto y que han sido concebidos por el hombre en estado
de exaltación sensorial debido a diferentes razones, ha conformado la
psicología del miedo: miedo a lo desconocido, y/o temor al mismo hombre. La
defensa de esos alienantes conductuales, temor a Dios y miedo al hombre, o en
cualquier plano en que se le coloque, ha producido a su vez las insalvables
diferencias entre las doctrinas religiosas, y el camino ha sido el
enfrentamiento conducente a los actos de violencia y la guerra entre grupos y
naciones.
Desde siempre el
hombre ha invertido los recursos de la
vida en desarrollar la habilidad de perfeccionar la industria de la
muerte. Desde el inicio de la raza
inteligente, el hombre ha explotado e invertido las riquezas naturales en el
arte de la destrucción. El hombre
construye para destruir. Se trabaja e invierte incansablemente en función del
armamentismo. La humanidad tiene
carencias de alimentos pero no de armas.
El hombre ha sabido combatirse, debilitarse y atemorizarse mutuamente
pero aún no ha logrado contrarrestar el hambre ni sus ambiciones desmedidas.
Mientras el mundo interior del hombre se siga construyendo con materiales de
ficción, la realidad externa será endeble y atemorizante. La sinrazón sólo puede producir hechos sin
sentido. En tanto se siga debatiendo el destino de la humanidad en términos
políticos sobre pedestales religiosos, el uso de las armas seguirá siendo la última palabra. A
veces, es la primera opción.
El precepto religioso ha conformado una premisa psicológica
que motiva una conducta claramente definida, y por lo tanto, extensos y
disimiles conglomerados de la humanidad confundida, empobrecida y desesperada
busca y quiere alcanzar el terrible día
del juicio final. Para eso, el hombre imbuido en religiosidad dogmatica vive y se esfuerza. El objetivo es alcanzar la salvación y la
vida eterna después de la muerte. Los que han sabido manejar esta concepción
humana han obtenido grandes ganancias.
El devenir político
y sus ventajas es una desagradable consecuencia del fundamentalismo religioso.
La característica del alma inmortal es la razón. La del alma mortal es la
religión. Entonces se entiende el porqué se cultiva la muerte aún más que la
tierra: El fruto obtenido de la muerte sobreabunda. El fruto obtenido de la
agricultura escasea. El sentimiento religioso del hombre ha concebido la
supremacía del alma mortal más allá de la vida, pero sólo a través y por medio
de la muerte. De tan mala suerte ha sido desde un principio y parece ser que
así será por los siglos de los siglos amén. Si es que siglos quedan. En ese
tenor, veamos el trasfondo religioso en que me sostengo: respetando las
fronteras místicas parece ser que la tendencia racional y gregaria que se está
siguiendo en cuanto a unirse en bloques, uniones y tratados de libre comercio
llamándosele a este proceso: “Globalización”, logrará ciertos resultados. Y
parece que tal encuentro de intereses puramente económicos, podría retrasar un
tanto la última conflagración hacia el exterminio inevitable, y he percibido
así el proceso humano, de acuerdo a como van los actuales acontecimientos. Por otro lado e intentando ser justo en mi juicio reconozco que entre los
santos varones, vírgenes y santas del santoral católico, los hay quienes a mi
entender merecen reconocimiento. Y entre
los más conocidos y venerados, están: San Agustín, y Teresa de Cepeda y Ahumada
(Santa Teresa de Jesús). Auténticos prodigios de las letras; moralistas
consagrados y sinceros practicantes de la misericordia y la piedad. Aunque
fueron limitados por el cerco implacable de su propia iglesia. En este punto
manifiesto mi profundo respeto para todos los conversos. Sean estos: cristiano
de la vieja y nueva era; evangélicos; católicos; musulmanes o de cualquier otra
religión o movimiento de renovación, y en cuyo proceso de la Fe , se manifiesta con fervor auténtico
la nobleza, la piedad y la misericordia.
--“Donde estén dos o tres congregados
en mi nombre, allí estaré yo en medio de ellos” –Mateo 18:20.
Ahora bien, en
cuanto a la canonización o elevación hasta el Santísimo, es tanto el desenfreno
de los jerarcas de la iglesia católica que sin importarles los hechos
irrefutables canonizaron al Papa Pió X11(12), conocido también como “Hitler’s
Pope” (El Papa de Hitler) por su indiferencia ante las atrocidades de los Nazis
en cuanto a la eliminación cruenta de los judíos; este San Pió X11, encubrió los exterminios de
Hitler a pesar de que la comunidad judía le imploró protección e intermediación.
Al respecto se tiene a mano para el que se interese, abundante bibliografía
A Jesús el
Nazareno, soberanamente aceptado e igualmente
creído como el mismo Dios de los
cristianos, lo han dejado fuera de este concierto de canonizaciones santeras.
Con Jesús, se tenían otros propósitos. Y lo era, convertirlo en el “origen” de
la religión católica y sus fundamentos capitales. Y lo lograron. Aunque más
adelante intercedieron hasta con el
mismo Jesús hasta llegar al Padre, tras encausar la veneración de la trilogía usando la Virgen María como estandarte supremo. Tal cosa aconteció en el
Concilio de Nicea, 33 centurias después de Cristo.
Siendo fiel al dato
histórico me sostengo. Al respecto refiero en añadidura que unos sacerdotes
acreditados como los fueron, Juan Calvino (1509-1564) y Martín Lutero
(1483-1546), acometidos de indignación
ante tantas barbaridades,
injusticias y falsedades difundidas por la jerarquía de la iglesia desde
el Vaticano, pelearon e introdujeron reformas dramáticas dentro de los cánones
religiosos de la Iglesia. Esto trajo como secuela la división interna de la
iglesia católica, y, como resultante, surge una nueva variedad de religiosos a
los que se les llamó: “protestantes”.
Estos protestantes, a su vez, se han seguido dividiendo en tantas
religiones y sectas que hoy contarlas sería casi imposible. Incluso, un
norteamericano alucinado llamado Joseph
Smith, fundó en el 1830 una nueva religión conocida como “Mormonismo”, cuyos
cimientos eran la autonomía teocrática (autoridad dada supuestamente por Dios),
y la poligamia. De sol a sol los mormones con ligeros cambios introducidos a su
doctrina primaria practicada en forma radical, y en lo que se refiere a la
multiplicidad de esposas al mismo tiempo, constituyen, junto a los judíos, una
poderosa estructura religiosa y económica con decisiva influencia política
dentro de los Estados Unidos. Sin
embargo, si usted observa el fenómeno con atención notará que todas estas
diferentes iglesias y religiones llamadas cristianas, profesan las mismas
creencias fundamentales en cuanto al
diablo o Satanás y los demonios, el pecado original y la remisión de todos los
demás pecados, tras la aceptación y veneración sin discusión de la muerte y
horrendo suplicio de Jesús en la cruz, como la única vía de salvación y
consecución de la vida eterna. De la misma forma sostienen estos grupos
religiosos llamados cristianos que todo el proceso de salvación se habrá de
consumar, el terrible día del “juicio final”.
Para las diferentes congregaciones de evangélicos y
cristianos el día terrible del juicio final se dará con la segunda llegada de
Jesús descendiendo entre nubes tormentosas montado en un carro de fuego,
retumbando las trompetas de los heraldos aumentando los temblores de la tierra y la caída de los
cimientos de los cielos, y llegará Jesús acompañado de inmensos oleajes y total
destrucción rodeado de luz floreciente de naturaleza divina, y vestido su
cuerpo de un purísimo lino blanco celeste y el pelo rubio tachonado de oro
batiéndose luminoso al aire blandiendo
en su diestra el látigo justiciero en contra de los ignominiosos, levantando a
su paso a los muertos cual Lazaros redivivos, mientras condena supremamente a
los traviesos y pervertidos que se mantuvieron ajenos a la doctrina que emana
desde los milenarios templos y los
sacrosantos sepulcros. He ahí, la idea
gráfica que me permito visualizar del Armagedón o el cumplimiento final del
Apocalipsis, en donde, según se teme, apenas quedarán algunos y serán
resucitados otros. Se dice que permanecerán solamente aquellos que fueron
redimidos del pecado de la carne; pecado que contaminó Adán con su caída y que mancha insanamente el espíritu y el alma de la humanidad. Cada religión, en cuanto al “Juicio Final”,
tiene su propia versión al respecto. Incluyendo a los musulmanes que por
cierto, son los mas fanáticos en estos asuntos de radicalizar sus creencias.
De acuerdo al Viejo Testamento y sin otra cosa que se mal
interprete, se cuentan salvos a vivir por siempre en el Paraíso, unos 300 mil
devotos. Es decir que el resto de la humanidad, sin importar la religión
profesada ni la consagración piadosa ofrendada ni por la cancelación voluntaria
de los placeres que ofrece la vida, se irán sin escala camino al fuego eterno
del infierno. A mi modo de razonar, Jesús llega cada vez que usted entiende y
aplica en vida sus sabios preceptos tanto en su beneficio como en provecho de
los demás. No muy distante quizá, detrás de las imágenes y las palabras ejercidas
como doctrina pudiera encontrarse un mensaje con una enseñanza. Es posible que
para cada grupo o para cada cual existe una “única” verdad. Es tarea de cada
cual el intento por descubrirla.
A esto fue a lo que el Maestro se refirió cuando dijo: “Y
conoceréis ‘la verdad’ y la verdad os hará libre”. En esencia es estar libre de
tabúes y condicionamientos que lastran la conciencia, afligen la carne y
constriñen el corazón. Ya antes, Salomón había sentenciado: “Todo tiene su
tiempo debajo del sol” Particularmente trato de entender todo esto en
el tiempo que me ha tocado vivir de la misma manera en que lo han entendido
muchos otros. Para mi modesto entendimiento la verdad, la última y primera verdad
es que somos “uno” con el universo. Esto así porque las mismas leyes que rigen a
gran escala (macro-cosmos) el ritmo armonioso de las esferas celestes que
componen la totalidad cósmica, son las mismas leyes que rigen al hombre dentro
de su pequeño mundo (micro-cosmos) orgánico y mental. El genio de Leonardo Da Vinci (1452-1519),
pintor, escultor, arquitecto, ingeniero y sabio en ciencias e iniciador del
segundo renacimiento, dejó establecido dentro de sus cálculos científicos el
diseño aerodinámico del aeroplano; y en su tiempo, dio a luz valuables
invenciones para el provecho inmediato y futuro de la humanidad partiendo de
los elementos que ha propiciado la madre Naturaleza.
--“Y
mucho más de lo que yo hago, ustedes harán; porque dioses sois”. También, así,
sentenció el Nazareno acudiendo al Salmo 82:6. Véase también a Juan 10:34
Luego de analizarlo objetivamente en completo sosiego, lo
cierto es que en este momento de la vida ya no se puede coexistir sin religión,
congregaciones, mezquitas, sinagogas, o sin una iglesia. Tampoco sin pastores,
rabíes, ayatolas, tálibanes, políticos, inquisidores, cruzados, jihadistas y
sacerdotes. Pero cualquiera que sea la disciplina religiosa o la iglesia a la
que usted pertenezca o el guía espiritual que se siga, trate de profesar sus
creencias sin miedos y sin temores y más importante aun, déjese de estar
falsamente juzgando, culpando o tildando a los demás de “infieles o impíos”.
Trate usted de vivir en paz con el entorno y con usted mismo elevando su nivel
espiritual o de conciencia, hasta entender el verdadero sentido del amor al
prójimo. Busque a Dios a su manera y deje al vecino que haga lo mismo. Busque a
Dios sin miedos, sin temores ni violencia y de seguro que encontrara la paz. Hablo
en términos cristianos porque es lo que me asiste como particularidad cultural.
Ahora bien: en
cumplimiento a mis concepciones un tanto polémicas tal vez, entiendo que se
necesita de una sola verdad para forjar su criterio y acrecentar la fortaleza
de sus principios. Esta será la verdad que usted encuentre y le permita
acrecentar su espiritualidad. Y sobre ese fundamento usted construye en vida
todo lo que sigue como el verdadero paraíso prometido que le permitirá la reflexión armoniosa de sus ideas con libertad
de culto, y de pensamiento.
––“Mientras aún hablaban de estas cosas, Jesús se puso en
medio de ellos y les dijo: ¡Paz a vosotros!” –Lucas 24:36
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