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Víctor Corcoba Herrero/ Escritor
corcoba@telefonica.net
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Está visto que las relaciones humanas, en su
íntima esencia, no se pueden definir en términos de poder, dominio e interés
personal. Se precisa el diálogo, y en este sentido, todos hemos de ponernos al
servicio de todos, estableciendo vínculos de solidaridad. Precisamente, una de
esas causas de turbulencia social en el mundo actual, radica en la falta de
armonía y en las tremendas desigualdades que se vienen generando. Desde luego,
pienso que faltan políticas sociales, como acaba de denunciar la Comisión de
desarrollo social de Naciones Unidas. Estos desajustes, por otra parte, vienen
generando un ambiente de brutalidad, que no favorece para nada el
entendimiento, puesto que la violencia no es un medio para reivindicar los
derechos. Por consiguiente, considero que es hora de hacer discernimiento y de
curar todas las crisis con las que nos enfrentamos, que las hay de todo tipo y
en abundancia. La humanidad, toda ella, tiene la tarea de promover y tutelar el
auténtico mensaje innato de justicia, que nos insta a estar junto a esas multitudes
de personas excluidas. Naturalmente, esta interdependencia global debe
convertirse en protección, fundada
en el principio de que los bienes de la creación están destinados a todos sin excepción alguna.